Recientemente he tenido la suerte de organizar y participar con Geograma en una visita del gobierno que el Gobierno de Turquía ha realizado a España. La visita está englobada en un proyecto financiado en parte por Europa, que tiene el objetivo de dotar a Turquía de la capacidad de implementar la directiva INSPIRE.
Junto con proyectos de desarrollo y formación, las visitas son una de las herramientas para desarrollar esta capacidad de conocer mejor la directiva y los retos que plantea. La visita ha ido desde la administración local (ayuntamiento, diputación) hasta la nacional, pasando por alguno que otro gobierno regional.
Pero no es mi intención detallar los aspectos logísticos de la visita, sino intentar transmitir las conclusiones a las que se llega después de pasar una semana intensiva recorriendo instituciones en España con un equipo de personas que a su vez representan a varios estamentos de una administración tan inicialmente diferente como la turca, ligados a la información geográfica.
La convivencia ha sido muy enriquecedora, y sin duda es una forma de derribar barreras mentales sobre estereotipos que indudablemente todos tenemos. Como ellos mismos decían en la vorágine de intérpretes e idiomas no maternos, para comunicarse es más importante compartir los sentimientos que el idioma. La acogida de las instituciones a todos los niveles ha sido excelente, lo que se agradece profundamente, y le hace a uno sentirse orgulloso de ellas.
El enfoque de las conclusiones es tratar de extraer lo mejor de los dos países. Por supuesto es una opinión parcial y muy opinable, dado lo extenso del tema, pero si puede ayudar a aportar algo entre los que pueden tomar decisiones, habrá merecido la pena. Se trata de extraer lo mejor, no en términos absolutos, sino en términos de comparación entre ambos países, por lo que países diferentes arrojarían resultados diferentes.
Yendo al grano, lo mejor de España: los datos abiertos. Lo mejor de Turquía: los estándares nacionales.
Datos abiertos
La política clara y eficaz de datos abiertos tiene muchas ventajas que todos conocemos, pero aún se aprecia más el valor cuando se puede vislumbrar lo contrario. Como hasta hace no mucho ocurría en España, aspectos como la seguridad y la no difusión de datos tienen todavía un gran peso en Turquía. Uno disfruta más ahora de la transparencia, la ventaja competitiva y el valor añadido que generan los datos abiertos cuando se da cuenta de que, como el agua, sólo se echa de menos cuando no se tiene.
Recientemente he tenido la oportunidad de leer un informe sobre la preparación de los países para la inteligencia geospacial. Estados Unidos gana en prácticamente todas las categorías. Siempre he pensado que su liderazgo y ventaja se forjó cuando hace ya hace muchos años el gobierno decidió publicar sus datos geográficos.
Puede que sea tarde para recuperar ese tiempo perdido, pero afortunadamente quedan muchos datos pendientes de ser liberados y en los que España todavía podría tener opción de liderar. Un ejemplo: los datos de sanidad. Una vez despojados de la información personal, podrían servir para que las empresas busquen y encuentren el valor añadido, y, además de fortalecer y dotar de competitividad y liderazgo internacional a la industria especializada, sirvan para enfocar mejor los problemas a los que como país nos tendremos que enfrentar en un futuro no muy lejano, debido al envejecimiento de la población. Pero es sólo un ejemplo, hay potencialmente decenas de ejemplos similares.
Estándares nacionales
Visitando instituciones e intentando explicar a la delegación turca la estructura institucional de España, uno se da cuenta de lo compleja que es. Si además nos centramos en la información geoespacial, se hace bastante difícil llegar a ninguna conclusión. Gobiernos regionales, provinciales, locales, con ámbitos a veces iguales, a veces completamente diferentes, estrategias individuales y muchas veces incluso personales, y competencias difusas hacen que la gestión de la información geográfica en España tenga un gran recorrido de mejora. Sin duda es el precio de la historia y el legado cultural que tenemos, pero los retos de la sociedad actual imponen eficacia en la gestión pública, dentro del difícil equilibrio de los legados históricos que tanto valor tienen y que no se pueden ignorar.
Turquía tiene una línea de trabajo específica dedicado a los estándares nacionales. Se han establecido 10 estándares básicos en temas como: Direcciones, cobertura del suelo, edificios, hidrografía, unidades administrativas, infraestructura geodésica, ortofotos, catastro-registro de la propiedad, topografía y transporte. Desde escalas 1:1.000 hasta escalas 1:1M, relacionadas con los niveles de gestión, desde nivel de parcela hasta nivel global, pasando por barrio, distrito, provincia o región. Y en diferentes áreas temáticas, como tesorería, electricidad, policía, impuestos, ambulancias, construcciones, cementerios, cartografía…
Existen estándares organizacionales, sectoriales, y nacionales para la información geográfica. Sólo la punta de la pirámide menciona los estándares internacionales, como ISO, OGC o INSPIRE. Es una gran diferencia con España, donde los estándares internacionales están proporcionando la base para una potencial estandarización a otros niveles nacionales y locales, pero que aún no existen.
Otro aspecto relevante es la regulación de la administración local, donde se establecen 10 temas geográficos específicos que deben ser producidos por los ayuntamientos, y que deben ser acordes con la normativa marcada a nivel de nacional. Se pueden imaginar fácilmente las ventajas que tendría en España una información geográfica local estandarizada a nivel nacional, producida por los ayuntamientos, de por ejemplo edificios, direcciones, transporte, mobiliario urbano, o servicios públicos. Es una imagen con un gran potencial.
Alejandro Guinea de Salas es socio director de Geograma