Se destruyeron los músculos financieros de Castilla y León, los servicios sanitarios están en entredicho y, ahora, se cercena el devenir de las universidades con criterios más bien rentabilistas y coyunturales.
Con los recortes anunciados por la Junta de Castilla y León en el mapa de titulaciones de nuestras universidades públicas, a quienes hemos batallado en condiciones nada fáciles por la presencia activa de una cultura territorial entre nuestros ciudadanos, entre los representantes políticos y con especial afecto entre los universitarios, se nos siegan y destruyen las raíces profundas de un trabajo y de unas enseñanzas realizadas con entusiasmo, entrega, compromiso y rigor.
Al parecer no han entendido nada y la mirada tecnocrática y el pragmatismo político se imponen de golpe. ¡Qué ironía hablar de un mapa de titulaciones y a continuación suprimir los grados de Geografía de las universidades de Salamanca y de León!. Y precisamente esto ocurre en unos momentos en los que el Consejero de Fomento presenta orgullosamente un nuevo Sistema de Información Geográfica para el conocimiento cibernético y el buen manejo geoadministrativo de los asuntos regionales. ¡Paradojas de los tiempos tecnocráticos: la enseñanza de la Geografía se va reduciendo al iPod y al gps! ¡ Cómo nos alejamos de la realidad y de los problemas del territorio y de sus gentes!
Una vez más los razonamientos técnicos y los umbrales estadísticos ad hoc se convierten en las justificaciones más correctas y consensuadas entre los gestores políticos y las autoridades académicas para la supresión y la racionalización de los estudios universitarios en una región como la de Castilla y León, que camina hacia el desmantelamiento de sus estructuras y servicios públicos más valiosos y reconocidos. Ya se destruyeron los músculos financieros regionales, los servicios sanitarios están en entredicho y, ahora, se cercena el devenir de las universidades con criterios más bien rentabilistas y coyunturales.
Repensar el territorio regional y la inserción de las universidades en sus dinámicas requiere de sensibilidades que sepan manejar con inteligencia cuatro escalas estrechamente entrelazadas: la propiamente regional, el marco de referencia peninsular e ibérico, la trama cultural europea, y los vínculos más universales y globales, de los que la Universidad de Salamanca nos ofrece hermosas lecciones, tras ocho siglos de existencia. En este contexto, desconocer el significado de la Geografía y de sus trabazones con la historia o con otros saberes naturales y humanos es renunciar al entendimiento de la realidad e ignorar las dinámicas territoriales históricas y actuales, o liquidar de un plumazo el sentido plenamente transversal y humano de sus enseñanzas.
Como nos señalaron hace ya algún tiempo los clásicos e ilustrados, ignorar el conocimiento enriquecedor y crítico del territorio, en toda su complejidad, conlleva la propia venganza de la geografía. En los últimos años hemos vivido trágicas lecciones ambientales y humanas que van más allá de las coordenadas de localización y situación, que nuestro Consejero de Educación parece desconocer, y lo que es más grave, con estas decisiones, nuestros ciudadanos y universitarios están condenados a ignorar.